Mi hijo/a adolescente no quiere estudiar: ¿Cómo aprende el cerebro de un/una adolescente?
En la clínica me
encuentro diariamente con padres de adolescente que con gran preocupación, me
hacen preguntas acerca de cómo controlar esta etapa, intentan que el adolescente
acate normas, sea responsable, consecuente, razonable… ¿Te has olvidado de cómo
eras tú cuando eras adolescente?, les pregunto, y en la mayoría de los casos la
respuesta es: Sí, me he olvidado/No lo recuerdo con claridad/ Yo no era tan
problemático/a…
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Y es que el
desarrollo del sistema nervioso que sufre importantes cambios en la
adolescencia, sobretodo en el área
frontal, que es el área que nos hace seres humanos adaptados a las normas y
a la sociedad.
Dicho esto, podemos interpretar que
efectivamente, el cerebro adolescente no está preparado igual que el de un
adulto para llevar a cabo procesos como:
·
Dirigir la atención
·
Planificar tareas futuras
·
Inhibir el comportamiento inadecuado
·
Realizar múltiples tareas
·
Y una gran variedad de comportamientos
relacionados con lo social.
De hecho, las
investigaciones muestran una disminución de la capacidad de los adolescentes
para algunas tareas concretas, como combinar expresiones faciales con
descripciones.
Todos esos
cambios hacen que el sistema nervioso, se encuentre en una etapa de adaptación
y maduración, que se plasma en algunos procesos
a nivel cerebral:
·
Mielinización:
proceso de recubrir los axones con mielina, para que transmisión nerviosa sea
eficaz.
·
Sinaptogénesis:
creación de conexiones nuevas.
Poda
neuronal: eliminación de conexiones ineficaces, que da lugar a
poder grabar nuevas experiencias.
·
Brote
Neuronal: surgimiento de nuevas neuronas que crean nuevas
conexiones.
·
Facilitación: es
la base fisiológica de los patrones de conductas, es el proceso por el que el
camino a cierta acción está facilitado.
Si bien son
procesos que cobran importancia durante toda la vida, en la adolescencia tienen
una importancia destacada y están relacionados con muchos procesos de
aprendizaje.
Las actuales
investigaciones, nos dicen que a la base de todos los procesos de aprendizaje
están los llamados procesos psicológicos básicos:
·
Atención
·
Motivación
·
Memoria
·
Sensopercepción
·
Emoción
¿Por qué a mi hijo/a le interesa poco estudiar?
Ciertamente, el sistema educativo
ha estado equivocado. La ciencia ha demostrado que no aprendemos al memorizar,
ni al repetir una y otra vez, sino al hacer, experimentar y, sobre todo,
emocionarnos. Más aún, aprender en grupo, logra que esos conocimientos perduren
con más intensidad en la memoria.
“El binomio emoción-cognición es indisoluble,
intrínseco al diseño anatómico y funcional del cerebro”, explica Francisco Mora,
especialista en Neuroeducación.
Desde el concepto de neuroeducación
se habla de la importancia de la emoción y la empatía, de la curiosidad, de los
mecanismos de la atención, del propio proceso cerebral del aprendizaje y
consolidación de la memoria, de los ritmos circadianos y de tantos otros
ingredientes que influyen para innovar y mejorar la enseñanza.
Y es que tanto padres, como
educadores pueden convertirse en unos buenos diseñadores de aprendizajes con
solo ajustarse a los últimos avances de las neurociencias.
¿Cómo puedo
educar a mi hijo/a para que sea feliz?
Otra afirmación
que con frecuencia me suelen decir padres y madres, es:
“Yo lo que quiero es que haga lo que haga, sea feliz”
Conecta con con él/ella. Vivimos en la
era digital, sin embargo, a veces nos olvidamos de conectar con los demás. Ya
desde los 18 meses se ha visto que los bebes tienen una gran capacidad
empática, nuestro cerebro está preparado para conectar con los otros, tenemos
un cerebro eminente social ,y nos equivocamos muchas veces pensando que las
cosas materiales son las que nos harán felices, puede ser, que una cosa
material me haga feliz en un momento determinado, pero los estudios han demostrado
que es una felicidad efímera, lo que verdaderamente nos hace felices es estar
conectados a los demás, esa felicidad si es una felicidad duradera.
Para finalizar, desde aquí, te animo a
probar el cambio, inténtalo, y si te resulta difícil busca ayuda. Podrás
comprobar que los resultados llegan, porque muchas veces nos centramos únicamente
en él/la adolescente y nos olvidamos de lanzar la mirada hacia nosotros/as
mismos/as, no para focalizarnos en la culpabilidad, sino para poder mejorar, y
en definitiva ser más felices juntos.
Manuela Oller
Psicóloga Sanitaria